Jorge Omar González

#Malvinas 42º Aniversario- Compartimos la nota realizada, por Francisco Caputo, a nuestro Ex Combatiente Sr. OMAR GONZÁLEZ.

Se llama Omar González y es de Río Mayo. Exfutbolista del club homónimo, fue condecorado por el Congreso. “Vivimos situaciones extremas en la guerra. Combatimos hasta el final”, indicó.  A inicios de 1982, a sus 18 años, se encontraba pateando una pelota de fútbol en Río Mayo, proyectando sueños y disfrutando de ilusiones de juventud. Era un incipiente futbolista ofensivo, con toda la vida por delante. En ese momento, el cartero le entregó una carta que cambiaría su destino para siempre. Omar “Ñato” González, amante y practicante de muchos deportes, debía reportarse para comenzar el servicio militar obligatorio.Dos meses después sería uno de los primeros soldados en arribar a las Islas Malvinas. Participaría en la primera línea de fuego de una guerra que marcó la vida del país. Y en especial, la suya.

Por primera vez A 42 años del conflicto bélico con el Reino Unido, Omar rompe el silencio por primera vez, no sin dificultad. “Me cuesta mucho hablar sobre la guerra. Es como si hubiera pasado ayer. Vivimos situaciones extremas”, le indicó a Jornada. El miedo a la muerte, el hambre, las bombas que llovían a metros de su cuerpo y la esperanza, en primera persona. También narró el después de la guerra y cómo fue contenido por su familia y por la comunidad de Río Mayo. Allí, el club de fútbol homónimo, también fue clave. Él lo ama.

El inicio Omar González recuerda con vivacidad cada vivencia referida al conflicto bélico.“Me convocaron para realizar el servicio militar en el Regimiento de Infantería 25, en Sarmiento ( NdR: a las órdenes de Mohamed Alí Seineldín)”, relató Omar.“Para nosotros, la guerra comenzó el 2 de febrero, el primer día de la instrucción. Se sabía que iba a haber una guerra. Nos enseñaron solamente a usar armamento”, comentó Omar, que hoy tiene 60 años. La Operación Rosario, la reconquista de las Malvinas, estaba en marcha. Y Omar fue de los primeros argentinos en pisar suelo malvinense recuperado tras más de un siglo de usurpación británica.“Fuimos el primer regimiento en pisar a las islas en un Hércules, después de la llegada de los buzos tácticos, donde estaba Pedro Giachino (NdR: el primer argentino caído en combate)”, comentó. “Después de llegar, nos ubicaron en distintas posiciones. Como yo tenía experiencia haciendo tiro en un campo de mis abuelos en Río Mayo, me ubicaron como apuntador de mar cerca del aeropuerto”, indicó el “Ñato”. “Implicaba estar en la primera línea de fuego, porque nos decían que cuando llegaran los ingleses, iba a ser lo primero que iban a atacar. Y así fue”, mencionó Omar.

La jura Apostado en su posición, Omar aguardó novedades durante buena parte de abril. «Se decía en el Ejército que no iban a venir los ingleses». Peroafinales de mes, las noticias ocurrieron. Junto a sus camaradas de armas, juró la Bandera Nacional en las Islas Malvinas. Es uno de los pocos argentinos en haberlo hecho. Había una razón. “Hicimos el juramento porque para entrar en combate, necesitábamos hacerlo. Jurar la Bandera quería decir que el ataque inglés era inevitable”, reseñó. Y eso sucedió el 1º de mayo. Si madre, Berta ´Tita´ Avendaño, presenció el bombardeo por televisión.

El inicio del combate La tensa calma le dejó lugar al intercambio de artillería. Todo cambió. “Había desgaste físico y mental. A los 18 años, pensabas que podías morirte. En nuestra posición, les veíamos las caras a los pilotos británicos de los Harriers”, enunció. Algo básico como la alimentación era una misión titánica. “Nos acostumbramos a comer bajo ataque enemigo. Comíamos a veces viendo puntos negros en el cielo. Esos puntos negros eran las bombas inglesas”, describió Omar.

Secuelas físicas “Comíamos lo que había. Si llegaba el camión con el rancho, comíamos eso. Si no, lo que fuera. Por eso muchos excombatientes tenemos problemas en la dentadura. O directamente no se comía. Pasé hambre. No era fácil abastecer de comida a la tropa”, resaltó Omar. “Muchos también desarrollamos el pie de trinchera. Una vez terminada la guerra, se me pelaban las plantas de los pies y se ponían negras las uñas”, mencionó. “Creí durante mucho tiempo que era por otra cosa. Pero charlando con otro ex veterano de la Guerra de Malvinas, me dijo que le pasaba lo mismo”, describió Omar. “Era por el frío y la humedad. El frío allá era insoportable”, puntualizó. “Y se me descolocó el hombro derecho. Proteger el arma era prioritario. Una vez, cuidando el armamento, se me cayó encima del hombro. En el momento no me di cuenta. Al jugar al pádel, se me salía de lugar. Se me había desplazado 7 mm”, narró.

Su vida en juego, El fuego cruzado continuaba. Y Omar tenía una doble misión: detener al enemigo y sobrevivir.
“Vivimos situaciones extremas. Una vez me salvé de milagro de una bomba que cayó cerca. En el momento pensaba que había quedado paralítico. No sentía las piernas”, dijo con crudeza. “Y en otra oportunidad, pude evitar la esquirla de una bomba”, acotó. La resistencia de los soldados connacionales ante el avance de uno de los más poderosos ejércitos del mundo era admirable. Tras el desembarco en el Estrecho de San Carlos, la balanza empezó a inclinarse del lado de las tropas británicas. “No pensaron que los ingleses iban a tratar de entrar por ahí. Pero lo hicieron al final de cuentas”, remarcó “Ñato”. La situación militar era insostenible, pese al coraje. “Cerca de la rendición, entre el 12 y el 13 de junio, nos ordenaron asistir a otras tropas en otro, para frenar el avance sobre Puerto Argentino. Con los morteros ellos nos hacían mover hacia donde querían. Gracias a un paredón me salvé de que me cayera una bomba encima”, ilustró.

Bronca y alivio El 14 de junio, la Fuerzas Armadas se rindieron y se abrió una herida jamás cerrada. Esto le representó y representa a Omar sensaciones bien diferentes. “Lloré cuando se produjo la rendición. Nosotros dimos todo lo que teníamos. Hubo soldados que se rindieron por falta de armamento. Se luchó hasta el final”, rememoró. Por otro lado, manifestó con una emoción que parte los huesos: “Quizás, si la guerra hubiese seguido más días, no la hubiese contado”. “Los ingleses tenían mejores elementos de combate, eran soldados profesionales, no conscriptos, como varios de nosotros”, resaltó. “Pero que quede claro, tuvimos buenos jefes, buena instrucción. Pero ellos estaban mejor preparados que nosotros. Tenían trajes con visión nocturna, por ejemplo”, acotó Omar. “Al rendirnos, nos revisaron. No podían creer los británicos la edad que teníamos algunos de nosotros ni como peleamos en esas condiciones”, comentó. “Debo decir que, como prisioneros de guerra, nos trataron con respeto. Por lealtad de guerra”, especificó el “Ñato”.

Críticas En ese marco, mostró críticas feroces hacia el planeamiento y la ejecución de la guerra de parte del gobierno militar, presidido por Leopoldo Galtieri. “Escuché y leí en su momento, que la guerra se produjo porque se vencía en 1982 un plazo para hacer reclamaciones. Leí que Argentina no recuperaba las Malvinas al menos por un día, no iba a poder hacer reclamos a futuro”, comentó. “Si eso es cierto, era lo único razonable para ir a la guerra. Terminó el conflicto y mirá como estamos ahora con las Malvinas, que son argentinas, por supuesto”, indicó.“Con esa guerra la arruinaron la vida a mucha gente. Muchos murieron en combate, otros se suicidaron tiempo después. A otros les tuvieron que amputar piernas”, pronunció con bronca. “Éramos de clase media para abajo los que fuimos a pelear, por lo general. En Malvinas, no ví a ningún chico de clase alta. Muchos de nosotros tuvimos dificultad para conseguir trabajo. Algunos como yo, no habíamos terminado el secundario antes de ir a las islas”, añadió “Ñato”. “No sé si definirme como héroe, sí como veterano de la Guerra de Malvinas. Todos somos excombatientes para siempre, pero héroe es el que murió por Malvinas”, sentenció.

Volver Tras tres días como prisionero de guerra, retornó al continente. Vivenció un emotivo reencuentro con sus familiares. “ Nos dejaron en el regimiento Comodoro de noche, como escondidos, nos dejaron unos días. Un día, me dice uno de mis superiores: ´Gonzalito´, tiene visitas. La vi a una de mis hermanas, Francis (NdR: tiene otra hermana llamada Cristina, que no viven en Río Mayo), y luego la vi a mi mamá. No sabés el abrazo que nos dimos. Me refugié mucho en mi mamá en los años siguientes”, evocó emocionado. Solo una vez volvió al citado regimiento.

El silencio Fue el primer paso de la recuperación a la vida previa al conflicto armado. No fue sencillo, entre otras cuestiones, por la desmalvinización. Omar sufrió ese proceso, donde se pretendió olvidar a los veteranos de la Guerra de Malvinas como si fueran basura. “Decidí no hablar más de la guerra. De hecho, me cuesta mucho. No puedo ir a los actos o a las escuelas a hablar porque me emociono mucho, me pongo mal. Escucho el himno o la Marcha de las Malvinas y no puedo contenerme”, narró. “Me han hecho varios reconocimientos, pero no he ido tampoco. Por eso, solo tengo una medalla del Congreso”, puntualizó. En un momento, tras al regreso al continente, desarrolló un problema que pudo dejar a la brevedad. “Fumaba muchísimo, tuve una adicción, algo que les pasa a muchos ex combatientes”, sentenció “Ñato”. “Había momentos en lo que me ponía muy mal, triste, así de la nada. Y me iba a mi casa porque no quería que me vieran así”, recordó.

El fútbol Con la ayuda de la comunidad de Río Mayo, Omar consiguió trabajo y se afincó definitivamente en la localidad a mediados de los ochenta. “La Cooperativa me ofreció un trabajo en 1986 y también la posibilidad de poder terminar mis estudios secundarios. Soy un agradecido permanente”, resaltó. También encontró cobijo en el fútbol, en el “León” riomayense. A eso se suma el inicio de otorgamiento de pensiones en los 90. “A finales de los 80, empecé a jugar en el club. Recibimos a equipos del Valle y de Comodoro en nuestra cancha de césped. También le doy gracias al club”, manifestó. “El club empezó a jugar a nivel oficial en 2021 y eso me pone muy feliz. Felicitaciones a toda la dirigencia por ese logro. Da orgullo Me han dicho de jugar en el equipo senior de la institución. Lo estoy analizando”, dijo, enigmático.

El agradecimiento En el último tiempo, Omar comenzó a asistir a los eventos donde se le rinde homenaje por ser excombatiente. “Lo empecé a hacer para mostrar agradecimiento al cariño mostrado. Pero me sigue costando mucho”, dijo Omar. Por ejemplo, el pasado 22 de marzo, dijo presente en el acto por los 80 años del Club Río Mayo, donde recibió afecto popular y reconocimiento. “Me gustaría desfilar en algún momento, con mi boina. No me la pudieron quitar después de la rendición”, remarcó con orgullo.

El balance A 42 años del comienzo de la Guerra de las Malvinas, Omar González concluye la entrevista con una sentencia contundente. “Las Malvinas son argentinas, pero a la guerra, nunca más, no puede volver a ocurrir”, sentenció.
Lo dice un veterano que habló por primera vez en más de cuatro décadas. El silencio terminado se convirtió en un océano de historia.  Omar González, Gracias.

Saludos especiales: Omar saludo a Jorge Miñipil, amigo desde los diez años, con quien compartió experiencias de la guerra. Y también a Chanqueo, de Esquel. E hizo un saludo especial a todo Río Mayo.

Foto formación de Rio Mayo. Parados, de derecha a izquierda:
Walter Muñoz/ Humberto Valdez/ Feliciano Gimenez // Luis Rosas/ Cesar Gonzalez/ Guillermo Sanchez/ Ruben Fri/ Fernando Hogalde—
Abajo, de derecha a izquierda: Marcelo Cabañas /OMAR GONZALEZ/ Raul Oliva/ Luis Barriga/ Edgardo Caraballo/ Ruben Olmedo/ Atilio Gonzalez– —

Colaboró: Elena Moreira- Prensa Municipalidad de Río Mayo.